miércoles, 19 de noviembre de 2008

Secretos descubiertos, tristeza para el amor...


Hace un par de tiempo Sara conoció a un hombre llamado Juan en un cibercafé que solía visitar... El consiguió su correo electrónico como pudo y comenzó a hablarle por el messenger... El se enamoró de Sara a primera vista... Sara se sintió atraida por aquel hombre e iniciaron una amistad electrónicamente, porque las veces que se habían visto en persona eran contadas... Juan, le decía a Sara lo mucho que le atraía y que su corazón sentía algo lindo por ella, pero un día, Sara le vió al lado de una mujer y un niño pequeño... Se preguntó que sucedía, ya que Juan le había dicho que era soltero y que no tenía compromisos...

Sara siguió a escondidas a Juan y descubrió que el niño era suyo... Sara se sintió hecha pedazos, se sintió herida, pero a la vez sabía que había algo que le unía a aquel hombre: "un sentimiento de amor", algo que ella no deseaba olvidar...

Juan le citó en el café de siempre, el llevaba un anillo de compromiso y pensaba decirle a Sara si se casaba con él, pero ella asistió a la cita solo para despedirse de él, porque no quería una explicación, porque ella no quería ser la otra en la vida de nadie...

Cuando Juan vió entrar a Sara a aquel lugar se sintió lleno de amor, con ganas de confesarle que no podía vivir sin ella, pero en ese instante ella le dijo: gracias por la cita, pero no quiero quedarme, es más, te agradezco por tu sinceridad, me marcho y te deseo lo mejor al lado de tu hijo y tu esposa...

Juan la detuvo y le dió el beso más entrañable que jamás se imaginó poderle dar; ella se quedó confundida, pero correspondió al beso... Le dijo te quiero Juan, pero como amigo... Juan se sintió derrotado y le pidió tiempo para seguir a su lado, porque todo lo que había sido de su vida juntos había sido maravilloso...

Sara le dió la oportunidad de esa amistad, de seguirle tratando; cada vez más él se enamoraba de Sara, pero ella aún seguía sintiendo ese sentimiento dentro de sí... El problema era el hijo, ese niño inocente; Sara deseaba haber conocido a Juan unos años antes, para poder ser libres de amarse incondicionalmente...

Un par de años más tarde, Juan volvió a pedirle a Sara que se dieran la oportunidad de amar, de ser felices; le juró a Sara que la madre de su hijo no significaba nada en su vida, Sara consideró la probabilidad de estar de nuevo con Juan, pero se dió cuenta que no habría un talvez para ellos nunca, todo por culpa de sus convicciones...

5 comentarios:

Princesita Soñadora dijo...

:S ke yucaaaaaa...y de verdad ke pasa seguido en el mundo real esto!! :O

Anónimo dijo...

Eso es cierto. Cuando uno quiere amar de verdad y es sincero, muchas veces los prejuicios ciegan la mente de la persona amada. Es triste, pero los humanos son asi.

SM dijo...

ay noooo
que triste =(!!!!

Esebloguero dijo...

Qué triste. Creo que hay muchos Juanes y muchas Saras por ahí, sufriendo voluntariamente por no querer cambiar un poquito...

Anónimo dijo...

¡Buen relato!, cuando veo narraciones así me doy cuenta que varias veces he pasado por situaciones similares...

Cuando una relación se construye a base de mentiras, los finales tristes llegan tarde o temprano.

Prefiero decir la verdad, si aún así las cosas no van bien, no era la persona indicada.

Saludos.