Un par de años atrás, en la época de vacaciones de Agosto; aquel día en el que la brisa y el calor se combinan para salir a la playa... La playa estaba hermosa, resplandeciente, impaciente por sentir cómo el sol iba bajando hasta ocultarse... ver cómo el sol se perdía en el horizonte y regalaba las preciosas imágenes de un atardecer que sería el inicio de uno de los mejores recuerdos de la vida de cualquier persona enamorada...
Ella se dispuso a cocinar algo inolvidable, uno de sus platillos favoritos, justo el que sería el indicado para acompañar aquel gustoso postre que tanto le gustaba... Esa mágica noche, la cena estaba servida en una mesa situada al final de aquel camino de velas, esa especial ilustración que solo en las películas se suele ver, invitaba a una noche de emociones que jamás se olvidaría...
La música en el fondo hacía que la velada fuera aún más especial, parecía que el tiempo se había detenido, las horas eran eternas, la conversación amena y llena de detalles, las burbujas de la champaña subían por aquellas copas de vidrio, el calor se convertía en una agradable brisa, las olas llenaban el lugar de un silencio misterioso, era como si querían ser testigos y cómplices de lo que estaba ocurriendo o de lo que estaría a punto de suceder...
La noche estaba estrellada, la cena había estado de lo mejor, así que decidieron sentirse acariciados por la suave arena y observar la hermosa maravilla del cielo nocturno... La luna era radiante, se podía ver cómo si estuviera a unos cuantos kilómetros de distancia, complementaba aquella vista de la que ambos eran testigos...
En un momento, el tomó su mano y le dijo que nunca desearía que esa noche terminara, la besó y entre suspiros y muestras de cariño y amor, ambos se dejaron llevar por la magia secreta de las palabras dichas en el instante oportuno... La luna, las estrellas, la arena y las olas del mar eran testigos del amor propiamente dicho; un amor que no tenía límites, un amor que hacía aflorar la pasión, un amor que hechizaba aquel lugar, aquella playa hermosa... un amor que no tuvo descanso, que rozó el límite del día y la noche y que los hizo ver como la misma cosa...
Uno de los momentos más especiales vividos luego de una rica cena, en una espectacular noche del mes de Agosto donde lo que más ansiedad y deseo causa la espera de querer degustar de un suculento postre...
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