Aún recuerdo la primera vez que te vi sentado aquella tarde en el parque, tu jugabas fútbol con tus amigos, mientras yo disfrutaba sentada del hermoso paisaje, de la fresca tarde de verano como muy pocas en esta época... Recuerdo que escribía algo; quizá versos, quizá relatos, quizá simplemente mis ideas vagas, ideas escuetas, ideas que no ataban cabos...
De pronto, sentí que algo estaba pasando, sentí una mirada circundando a mi alrededor... Quise buscarla, quise encontrarla, pero por más vueltas que daba no lograba enfocarla... Recuerdo que el partido terminó, que de repente sentí tu presencia a mi lado, sentí que había ganado, porque esa mirada había encontrado... Platicamos, reímos, disfrutamos de la magia que las palabras hacen florecer en una conversación ajena, una conversación que se convertía poco a poco en muy propia...
El tiempo parecía detenerse, las palabras alargarse, las risas aumentaban, conforme nuestros sentidos iniciaban a relajarse... La plática era amena, parecíamos grandes amigos, incluso confidentes de aquel misterioso hecho que ambos sentíamos...
Sin más nada, el cielo se tornó gris, sin darnos cuenta la lluvia se hizo venir... Corrimos como locos, a refugiarnos debajo de aquel kiosco, justo allí donde nadie podía vernos estábamos esperando impacientes que la lluvia se fuera...
Las miradas se cruzaron en más de una ocasión, ambos nos sonrojamos; solo recuerdo que sentimos frío, los besos cedieron ante aquellos cuerpos empapados... Entre besos y caricias muchas cosas pasaron; deseamos, sentimos, disfrutamos... recorrimos el camino al infinito, una y otra vez nos amamos...
La lluvia cesó, las horas habían pasado, los momentos habían sido vividos y experimentados... Era tiempo de irse, de volver a la realidad, porque el hechizo que se desencadenó por la latente lluvia, se evaporó cuando ésta decidió terminar...
Cada quien volvió a su rumbo, como que si nada había pasado, la magia que de repente hubo, quizá el viento se la había llevado... Muchos años después, por esta misma fecha, he decidido volver a aquel lugar, deseando que se repita con aquella persona, las cosas que surgieron aquel misterioso día, en aquel mismo lugar...
De pronto, sentí que algo estaba pasando, sentí una mirada circundando a mi alrededor... Quise buscarla, quise encontrarla, pero por más vueltas que daba no lograba enfocarla... Recuerdo que el partido terminó, que de repente sentí tu presencia a mi lado, sentí que había ganado, porque esa mirada había encontrado... Platicamos, reímos, disfrutamos de la magia que las palabras hacen florecer en una conversación ajena, una conversación que se convertía poco a poco en muy propia...
El tiempo parecía detenerse, las palabras alargarse, las risas aumentaban, conforme nuestros sentidos iniciaban a relajarse... La plática era amena, parecíamos grandes amigos, incluso confidentes de aquel misterioso hecho que ambos sentíamos...
Sin más nada, el cielo se tornó gris, sin darnos cuenta la lluvia se hizo venir... Corrimos como locos, a refugiarnos debajo de aquel kiosco, justo allí donde nadie podía vernos estábamos esperando impacientes que la lluvia se fuera...
Las miradas se cruzaron en más de una ocasión, ambos nos sonrojamos; solo recuerdo que sentimos frío, los besos cedieron ante aquellos cuerpos empapados... Entre besos y caricias muchas cosas pasaron; deseamos, sentimos, disfrutamos... recorrimos el camino al infinito, una y otra vez nos amamos...
La lluvia cesó, las horas habían pasado, los momentos habían sido vividos y experimentados... Era tiempo de irse, de volver a la realidad, porque el hechizo que se desencadenó por la latente lluvia, se evaporó cuando ésta decidió terminar...
Cada quien volvió a su rumbo, como que si nada había pasado, la magia que de repente hubo, quizá el viento se la había llevado... Muchos años después, por esta misma fecha, he decidido volver a aquel lugar, deseando que se repita con aquella persona, las cosas que surgieron aquel misterioso día, en aquel mismo lugar...
1 comentarios:
Es evidente que te gusta mucho un dia de lluvia... pero no te lo voy a negar... Nunca mejor historia de amor puede escribirse si no aporta su nostalgia la lluvia y el frio asociado a esta.
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