Tiempo y espacio para pensar y olvidar...

Paulina era inmensamente feliz, vivía enamorada de ese ser que le cambió la vida... Esa persona que la hizo suspirar y soñar que todo lo que siempre deseo era posible.

Luego de muchas cosas que vivieron juntos, algo estaba cambiando entre ellos, la rutina, otra mujer, otras aspiraciones, o cualquier otra cosa, pero sus vidas ya no eran las mismas que antes. Algo ocurrió, Paulina intentaba cualquier cosa para que todo tuviera solución, pero siempre hubo algo para que ella se sintiera sola, pese a que no lo estaba. La monotonía y la falta de comprensión de ambos estaba causando estragos en la relación.

Un día lleno de cariño y de ganas de disfrutar de un verso, Paulina lo lee, se sentía feliz porque el verso le hacía pensar en el, hacía que todo fuera maravilloso, le hacía volar al imaginar el contenido de cada estrofa, de cada verso... Recordó la fecha en que lo había leido e identificado por primera vez y eso hizo que ocurriera un cambio en la vida de ambos, hizo que todo cambiara.

Paulina se sintió mal cuando escuchó las razones respecto al poema leido. Se sintió mal, pero quiso no pensar en ello más de la cuenta... Buscó la manera de reconciliarse con el, pero el no quería escucharla. El terminó diciendo que necesitaba tiempo para pensar y olvidar ese hecho que le hería.

Paulina aceptó darle el tiempo, pero sentía que su corazón se oprimía lleno de tristeza, lleno de miedo a que la historia más feliz que había experimentado terminara, porque era todo lo que ella quería sentir y vivir y sin ese amor ella no quería vivir. Estaba dispuesta a terminar con su vida, solo faltaba esa respuesta para no dejarse morir.

Paulina volvía a experimentar cosas peores de las que sintió cuando Fernando salió de su vida. Cosas que hacían heridas en su corazón y alma, que pensó que jamás iba a sentir de nuevo y con tanta intensidad.