Viviendo ya un mes y medio en San Salvador, acostumbrándome a ver la vida por mi propia cuenta, en la búsqueda constante de la independencia y queriendo ser cada día mejor que antes, justo hoy me encuentro conquistando una de las metas que me propuse desde que inició el año... Quizá no era la alternativa que esperaba, pero me alegro porque llegó a mi vida y ahora es parte de lo que estará ocupando mi mente los próximos meses, pues el primer punto de todo es demostrarme a mi misma que soy capaz de mantenerme en un lugar, adaptarme y crecer siempre para bien...
En este tiempo que he vivido lejos, confieso que he extrañado tanto no vivir más en la casa donde crecí, pero sé que todo esto ha sido por un gran propósito y que esto me ha hecho sentir que la vida no es injusta, que si uno sabe tener paciencia, al final de todas las cosas malas que nos pueden pasar, siempre hay un millón de cosas buenas por las que vale la pena soportar todas aquellas malas experiencias que la vida misma ha puesto en nuestros caminos...
Pese al cansancio, al desvelo y al sacrificio que ha significado cambiar rotundamente de vida, me siento totalmente feliz de saber que he ganado nuevos amigos, he aprendido muchas cosas nuevas y, sobre todo, me permitió darme cuenta que con un poco de paciencia, las palabras, gestos y miradas cambian, así como el hecho de sonreír mientras se habla te hace sonar más amigable de lo que realmente eres...
Lo único que espero es que las piedras que en mi camino aparezcan, no sean tan grandes como para hacerme caer y que, como muchas veces, el proceso para levantarse sea duro y complicado... pero por el momento, no me queda más que agradecer a Dios por tantas cosas buenas que me ha permitido lograr, por poner grandes personas en mi camino de las cuales puedo aprender y tener el privilegio de encontrar muchos nuevos y grandes amigos que ahora son parte de mi corazón...
Ahora no queda más que ir hacia adelante, confiando en que día a día todo será mejor y que los problemas se pueden superar y afrontar siempre y cuando creamos en nosotros mismos y en las muchas cosas que podemos conocer...
En este tiempo que he vivido lejos, confieso que he extrañado tanto no vivir más en la casa donde crecí, pero sé que todo esto ha sido por un gran propósito y que esto me ha hecho sentir que la vida no es injusta, que si uno sabe tener paciencia, al final de todas las cosas malas que nos pueden pasar, siempre hay un millón de cosas buenas por las que vale la pena soportar todas aquellas malas experiencias que la vida misma ha puesto en nuestros caminos...
Pese al cansancio, al desvelo y al sacrificio que ha significado cambiar rotundamente de vida, me siento totalmente feliz de saber que he ganado nuevos amigos, he aprendido muchas cosas nuevas y, sobre todo, me permitió darme cuenta que con un poco de paciencia, las palabras, gestos y miradas cambian, así como el hecho de sonreír mientras se habla te hace sonar más amigable de lo que realmente eres...
Lo único que espero es que las piedras que en mi camino aparezcan, no sean tan grandes como para hacerme caer y que, como muchas veces, el proceso para levantarse sea duro y complicado... pero por el momento, no me queda más que agradecer a Dios por tantas cosas buenas que me ha permitido lograr, por poner grandes personas en mi camino de las cuales puedo aprender y tener el privilegio de encontrar muchos nuevos y grandes amigos que ahora son parte de mi corazón...
Ahora no queda más que ir hacia adelante, confiando en que día a día todo será mejor y que los problemas se pueden superar y afrontar siempre y cuando creamos en nosotros mismos y en las muchas cosas que podemos conocer...
3 comentarios:
Ánimo Marce.
Buena suerte.
Y, métale.
De seguro siempre habrán piedras que nos intenten detener, pero tu, tu eres mas fuerte que ellas. Un Abrazo.
welcome to the real word!!!! ser independiente si que es un reto. Lo importante es que aun no tenes 25 jajaja
Publicar un comentario